Una historia del fin del mundo: el último soldado de Nórico.
Ya dije que a veces saldríamos de Hispania para echar un vistazo a lo que ocurría en el resto del Imperio. Así que hoy toca viajar a las provincias de Nórico para contar la historia del último de sus soldados.
Las dos provincias romanas de Nórico, Noricum ripense con capital en Iuvavum, actual Salzburgo, y Noricum mediterraneum, cuya capital era Virunum, actual Maria Saal, formaban parte de la diócesis de Panonia, que a su vez se englobaba en la Prefectura de Italia. Estaban situadas en lo que actualmente es Austria y parte de Eslovenia, a caballo entre el Danubio y los Alpes orientales.
(Diócesis de Panonia, Paulusburg para commons.wikimedia)
La presencia militar en Nórico era importante y se basaba en dos legiones: la Segunda Itálica, acantonada en Lauriacum (Enns) y Lentia (Linz) y la Primera Nórica, con base en Audivens (Ybbs), auxiliadas por diversos patrullas fluviales, cohortes y unidades de caballería (NDOcc. 34). (Si alguien tiene curiosidad, aquí encontrará una útil traducción de la Notitia_Dignitatum).
( NDOcc 34, extraído de books.google.es/books)
Los verdaderos problemas comenzaron con la muerte de Atila en 453. La desintegración de su imperio provocó que muchos de los pueblos que habían estado bajo dominio huno, lo abandonaran y buscaran tierras donde asentarse y el Nórico estaba cerca, justo detrás del Danubio. Por suerte para los historiadores, disponemos de una fuente que nos permite seguir con cierto detalle el desplome del poder imperial. Se trata de la Vida de San Severino, santo local del que empezamos a tener noticias a partir de la segunda mitad del siglo V, escrita por su discípulo Eugippius. Tampoco lancemos las campanas al vuelo pues, como todas las obras de este tipo (vidas de santos, un motivo literario muy popular en la época), solo tratan temas políticos o militares cuando en ellos participa el santo de turno. Aúna sí, en este caso la información proporcionada es muy valiosa y permite hacernos una idea de lo que ocurrió en ese rincón del Imperio.
(Imagen de San Severino en la catedral de Linz, por Wolfgang Sauber commons.wikimedia.org)
A partir de la Vida de San Severino sabemos que la presencia militar romana en Nórico era mínima cuando Severino llegó a la región a mediados de los cincuenta. Dos son los motivos principales, comunes en muchas ocasiones a otras zonas del imperio, por los que las tropas romanas habían desaparecido casi por completo de la región: la falta de pago (la arqueología demuestra un descenso muy acusado de las monedas a partir de 400) y el envío de contingentes a lugares más necesitados.
Eugippius narra una sangrienta anécdota al respecto de la paga de los soldados en el capítulo XX de su hagiografía de Severino. En efecto, la guarnición de Batavis (actual Passau) decidió enviar a algunos soldados a Italia en busca de su salario. La misión, muy de película, tenía poco futuro. Los soldados fueron interceptados y asesinados por los bárbaros y nunca más se supo de ellos hasta que un día Severino se despertó llorando y conminó a los habitantes de la ciudad a ir al río porque sus aguas bajaban rojas de sangre. Es fácil adivinar el porqué: los cadáveres de los soldados asesinados habían sido arrastrados por las aguas del Danubio. Esta aventura dramática es muy posible que tuviera una base real.
Ante la ausencia de tropas romanas los habitantes del lugar se defendieron como mejor pudieron y a veces con mucha efectividad. Construyeron murallas, crearon sitios elevados fortificados (castella) o Fliehburg, como los llaman los alemanes, organizaron patrullas, etc., seguramente auxiliados por los soldados romanos que, al tener a allí a sus familias, decidieron quedarse y defender sus hogares. En ocasiones, los habitantes de una ciudad abandonaban sus hogares para refugiarse en otra ciudad cercana, como en el caso de Batavis (Passau), cuyos habitantes se habían refugiado en Lauriacum (Enns).
( Limes noricum, Ziegelbrenner para de-m-wikipedia-org.)
Fueron varios los pueblos bárbaros (godos, turingios, alamanes, etc.) que se instalaron/atravesaron/saquearon Nórico tras la disolución del imperio huno y aparecen una y otra vez en la Vida de San Severino, donde vemos al santo lidiar con ellos para evitar un saqueo aquí o conseguir liberar a unos rehenes allá. Aquí mencionaremos únicamente a los Rugios. No estamos precisamente ante uno de los pueblos germanos más distinguidos. De hecho, su actuación es bastante pobre y su lugar en la historia, minúsculo: fueron convencidos por el emperador Zenón para invadir Italia como contrapeso a los hérulos, pero fueron primero derrotados en Nórico por el propio Odoacro en 487 y poco más tarde completamente destruidos por su hermano Onulfo. Y en ese momento termina su paso por la historia, pasando a ser un pueblo subsidiario de otros, en concreto de los godos.
Una de sus actividades principales, según la vida de Severino, era, además de cobrar el típico tributo, llevarse habitantes de Lauriacum o Favianis a sus tierras al norte del Danubio, teniendo que emplearse el santo a fondo para evitarlo.
(Favianis, Velius para commons.wikimedia.org)
Es rugio precisamente uno de los protagonistas de nuestra historia, un tal Ferderuchus, hermano del rey rugio Feva, que había recibido de su hermano el control sobre Favianis (Vita Seu. 42.1). Enterado Ferderuchus de la muerte de Severino quiso aprovechar la ocasión y hacerse con las posesiones del santo. Para ello obligó al otro protagonista, Avitianus a robarlas. Eugippius lo llama soldado romano, miles (Vita Seu. 44.2), pero no indica a qué unidad pudo pertenecer y. además, queda claro que actuaba solo, sin compañeros. El hecho de que Avitianus fuera obligado al latrocinio parece indicar que estaba al servicio de Ferderuchus, aunque desconocemos en calidad de qué. Lo cierto es que el último miles romanus del que tenemos noticia en esta parte del Imperio aparece como un simple ladrón de reliquias de un reyezuelo germano: triste final.
Bibliografía:
Alföldy, G. 2014 (1974). Noricum. New York: Routledge.
Heather, P. 2006. La caída del Imperio Romano. Traducción de T. Fernández y B. Eguibar. Barcelona: Crítica.
Régerat, P. (ed.) 1991. Eugippe: Vie de Saint Séverine. Paris: Les Éditions del Cerf. Sources Chrétiennes 374.
Mierrow, C. C. 1915. “Euggipius and the Closing Years of the Province of Noricum Ripense”. Classical Philology 10: 166-187.
Thompson, E. A. 1982. Barbrians and Romans. The Decline of he Roman Empire. Madison: The University of Wisconsin Press.
Winkler, G. 1976. “Le citte romane del Norico”. Antichità Altoadriatiche 9: 103-117. http://hdl.handle.net/10077/20887
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